
La Pasión de Cristo es el acto de amor más grande y generoso que hemos podido recibir, nos ha liberado y nos ha salvado. Por tanto, ¿está listo tu corazón para asumir el camino de cruz amando y sirviendo?
Sacerdote jesuita, nicaragüense por gracia de Dios, de la Provincia de Centroamérica. Realizó estudios en Finanzas, Filosofía y Teología. Nuestra historia es compartida desde el amor misericordioso que el Señor nos dispensa; de allí que, agradecidos, amemos y sirvamos. Las Sagradas Escrituras y la vivencia de la Santa Misa nos fortalecen en la búsqueda de la mayor gloria divina.
La Pasión de Cristo es el acto de amor más grande y generoso que hemos podido recibir, nos ha liberado y nos ha salvado. Por tanto, ¿está listo tu corazón para asumir el camino de cruz amando y sirviendo?
Al igual que el Señor, podemos hoy abrazar la vida, consagrando cada momento al servicio de los demás por amor.
En medio de nuestra comunidad y de modo personal, tengamos la alegría de preguntarnos hacia dónde nos mueve el Señor.
En este camino tenso entre la comunidad y la individualidad, el Señor va animando nuestra peregrinación, de modo paciente y amoroso.
Hagamos un espacio de silencio, pausa y reflexión respecto a un tema de trascendental importancia: la Santa Misa.
Siempre es oportuno reconocer que la pequeñez histórica de Jesucristo no fue (¡ni es!) impedimento para liberarnos hoy de nuestras fragilidades
La misión es ir por todos los confines anunciando las maravillas que el Señor ha obrado, los signos de esperanza y vida que ha legado.
La vida desde el Resucitado implica momentos en que el corazón se turba, pero que también encuentra consuela en el Señor.
Hay que pedir la gracia de despejar el corazón de toda realidad que distraiga de acoger al Señor como lo más valioso.
Cristo es nuestra fascinación, es nuestro modelo, es el único que podrá transformar nuestro corazón para que amemos y sirvamos.