
La Gritería nos permite entregar nuestro amor a la Virgen y nuestro servicio a los demás.
Miembro de la comunidad MAGIS Nicaragua. Conocí la espiritualidad ignaciana gracias la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, 2019. Gracias los valores que me inculcaron en mi familia y en los centros educativos donde he estudiado, y gracias a mi comunidad MAGIS, he aprendido a reconocer a Dios en las pequeñas cosas de mi día a día. Por ello, intento vivir a servicio de él y los demás en todos los entornos. «No tengo más oficio que remendar corazones» (P. Antonio Calle, S.J.)
La Gritería nos permite entregar nuestro amor a la Virgen y nuestro servicio a los demás.
Dios nos conoce a cada uno y sabe las grandezas a las que estamos llamados a cumplir, nos envía como misioneros por el mundo.
El papel de nosotros como juventud es también el aprender de los demás, en especial de las personas que tienen mucho más camino recorrido.
El Magis se vive intensamente cuando ofrecemos más de nosotros a quienes lo necesiten, así como una vez lo vivió Jesús con sus apóstoles.
Todos los meses, la imagen de la Virgen de Fátima va visitando casa en casa en el sector donde vivo, como parte de la devoción al rezo del rosario
Moisés se vio atraído por el amor de Dios en el desierto y estableció una alianza que perdura hasta nuestros días y nos invita a abandonar la esclavitud.
Ha querido nacer en un humilde pesebre Entre animales de granja y entre sirvientes pues nadie sabía que un gran rey nacía.
Ofrezcamos nuestro tiempo a alguien necesitado, festejemos con los que no tienen con quien celebrar y esperemos anhelantes a Jesús.