
Hemos perdido la capacidad de medir las consecuencias de los discursos, hemos perdido la capacidad de cuestionarlos.
Hemos perdido la capacidad de medir las consecuencias de los discursos, hemos perdido la capacidad de cuestionarlos.
Su nacimiento nos confirma que Dios es un Dios con nosotros, un Dios que nos revela que la vulnerabilidad no es debilidad.
Miramos a nuestro alrededor, tanta desesperanza, tanto dolor, que nuestro corazón se ha cubierto de callo, para hacerse inmune al dolor.
La invitación para esta cuaresma es que identifiquemos todas esa aptitudes y hábitos que nos hacen daño y que dañan a otras personas.
No sólo el jesuita sabe quién es mirándolo a él, sino todo cristiano encuentra quién es mirándole a Él. Encontramos nuestra misión.
Ante una sociedad que quiere vivir el día a día, la invitación es a no olvidar.