
Creer en la promesa que Dios me hace es el sentido y fundamento de mi vocación. Confiar en su amor por mí y la humanidad, el de mi consagración.
Soy amada. Esa es mi identidad, mi vocación y misión. Una vez escuché del Señor: «¡Ven y verás!». Y aquí estoy, siguiendo su estela en su Palabra, en los más pequeños y necesitados, en la educación. Confiada en su promesa, desde hace unos años, soy religiosa, "hermana".
Creer en la promesa que Dios me hace es el sentido y fundamento de mi vocación. Confiar en su amor por mí y la humanidad, el de mi consagración.