
Al contemplar de cerca el drama del dolor humano de la migración, descubro la invitación interior a llevar amor y esperanza.
Al contemplar de cerca el drama del dolor humano de la migración, descubro la invitación interior a llevar amor y esperanza.
Este tiempo litúrgio está marcado positivamente por la espera gozosa y vigilante, el arrepentimiento y conversión.
Siempre es oportuno reconocer que la pequeñez histórica de Jesucristo no fue (¡ni es!) impedimento para liberarnos hoy de nuestras fragilidades
La gloria de Dios habita entre nosotros, cerca de nosotros, porque no le da miedo ver nuestras injusticias, esas que provocan sufrimiento y muerte.