
El miedo nos puede poner la treta de identificarnos únicamente con nuestro pecado o nuestras incoherencias, pero Jesús llama a no dejar que el miedo sea nuestra identidad
El miedo nos puede poner la treta de identificarnos únicamente con nuestro pecado o nuestras incoherencias, pero Jesús llama a no dejar que el miedo sea nuestra identidad