
La solemnidad de la Epifanía del Señor nos invita a abrir nuestros cofres, es decir, nuestros corazones para dejarnos transformar por la luz de Dios.
La solemnidad de la Epifanía del Señor nos invita a abrir nuestros cofres, es decir, nuestros corazones para dejarnos transformar por la luz de Dios.
Su nacimiento nos confirma que Dios es un Dios con nosotros, un Dios que nos revela que la vulnerabilidad no es debilidad.
La más grande revelación de Dios es un niño frágil, necesitado del cuidado de los otros, recostado en el comedero de los animales