
Al contemplar de cerca el drama del dolor humano de la migración, descubro la invitación interior a llevar amor y esperanza.
Al contemplar de cerca el drama del dolor humano de la migración, descubro la invitación interior a llevar amor y esperanza.
Celebrar a Cristo Rey nos lleva a reconocer en la vida de Jesús un modelo para nuestras vidas, deseamos vivir como Él vivió.
Esa mirada también tiene la capacidad de transformar nuestra vida para darnos la libertad, la generosidad, para ir a lo esencial.
No estamos hechos para nosotros mismos, la vida adquiere todo su sentido cuando se comparte, cuando se entrega en el servicio generoso.
Ofrezcamos nuestro tiempo a alguien necesitado, festejemos con los que no tienen con quien celebrar y esperemos anhelantes a Jesús.