
Su nacimiento nos confirma que Dios es un Dios con nosotros, un Dios que nos revela que la vulnerabilidad no es debilidad.
Su nacimiento nos confirma que Dios es un Dios con nosotros, un Dios que nos revela que la vulnerabilidad no es debilidad.
Los creyentes estamos invitados a transformar nuestra sociedad y a revertir las estructuras que oprimen y marginan.
Miramos a nuestro alrededor, tanta desesperanza, tanto dolor, que nuestro corazón se ha cubierto de callo, para hacerse inmune al dolor.
No sólo el jesuita sabe quién es mirándolo a él, sino todo cristiano encuentra quién es mirándole a Él. Encontramos nuestra misión.