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  • Domingo 33º del Tiempo Ordinario – Ciclo A. Domingo 19/noviembre/23
  • Mateo (25,14-30), Parábola de los talentos.

«Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje».

El texto de San Mateo 25,14-30, mejor conocido como la parábola de los talentos, muestra dos tipos de servidores cuyas actitudes se contraponen. Por un lado están los agradecidos y comprometidos, y por el otro, los malagradecidos y desinteresados. ¿Cómo saber que unos son buenos servidores y los otros no lo son? El centro de la parábola, el momento de mayor tensión, radica en la rendición de cuentas de cada uno de ellos ante el regreso de su señor. Los primeros duplican lo que se les había confiado, mientras que los otros se dejan vencer por el temor y entierran lo recibido.

Por medio de esta escena, Jesús quiere dirigirse específicamente a los servidores que, a pesar de haber recibido dones y talentos, los guardan para sí mismos, siendo perezosos y egoístas. En la lógica del Reino de Dios, lo que somos y tenemos debe ser puesto al servicio de los demás, sea en la comunidad a la cual pertenecemos, o en la resolución de los problemas sociales que me rodean.

El Evangelio de San Mateo es conocido por tener una fuerte carga eclesiológica, en la cual los creyentes están invitados a cuidar, cultivar y hacer fructificar los valores del Reino. Este carácter eclesial, en el cual se congregan hombres y mujeres de fe, debe promover espacios de fe y justicia, de caridad y fraternidad. De nada serviría ser muy talentosos y llenos de virtudes si vivimos encerrados en nosotros mismos.

Esta parábola tiene como punto de partida el reconocimiento de que todos hemos recibido el mensaje del Reino. En ocasiones, los que ya somos creyentes, escondemos este regalo recibido por temor a las burlas o por vergüenza. La parábola nos invita a reconocer que todos tenemos talentos, sean pocos o muchos. Lo fundamental es atrevernos a cultivarlos y a multiplicarlos en comunidad. ¿Cuáles son los talentos que Dios te ha regalado? ¿Qué puedes aportar en tu comunidad?

La potencia del Evangelio es una invitación clara a dejar de refugiarnos en una seguridad estéril, aquella que pone en primer lugar mis intereses o la fama de la institución. Reconocer nuestros talentos y ponerlos al servicio de los demás es una característica de la vida cristiana que muestra esa Gloria de Dios que actúa en nuestra humanidad.

Por P. Francisco Díaz, SJ

Francisco Díaz, SJ

Sacerdote Jesuita, guatemalteco, con estudios en Comunicación Social, Filosofía y Teología Bíblica. Estoy convencido de la urgente necesidad de promover espacios de encuentro entre el Creador y sus creaturas, entre el Maestro y los discípulos. Para lograrlo, leer y reflexionar el Evangelio es un primer paso fundamental para conocer a nuestro Señor; Camino, Verdad y Vida.