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  • La Ascensión del Señor – Ciclo B. Domingo, 12/mayo/2024
  • Marcos (16, 15-20). Jesús envía a sus discípulos por el mundo

«Estas señales acompañarán a los que han creído: en Mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien».

El evangelio de hoy encuentra eco en lo que, hace 17 años, la Iglesia reflexionó en el V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Ambos textos nos recuerdan que todos estamos llamados a ser discípulos del Señor y misioneros para que compartan vida en nuestros pueblos.

En la solemnidad de la Ascensión del Señor, el evangelista san Marcos nos presenta una invitación clara a actualizar nuestra envío para anunciar la Buena Noticia a toda creatura. Nuestra vivencia del discipulado nos recuerda que siempre debemos estar aprendiendo a los pies del maestro.

Creer y bautizarse es fundamental para salvarse, nos dice el evangelista san Marcos, ya que creer es aceptar interiormente el kerigma anunciado. Abrazar con viva fe la Buena Noticia supone formar parte de la gran familia cristiana. A través del bautismo nos injertamos a Jesús, como las parras se injertan a la vid verdadera. Quien rechace la vida se condenará, no porque la misericordia de Dios le sea esquiva, sino por el mal uso de la libertad en la decisión de privarse de la sabia da vida en abundancia.

Dios realizará muchos milagros, por medio de las personas que hayan creído en Jesús. Estos son los milagros que anuncia este pasaje del Evangelio.

1. «Se arrojarán los demonios», uno de los más fuertes amenazas por dentro a la Iglesia. Desde la estructura eclesiástica universal hasta la parroquial, nos acecha el demonio de la división. Expulsemos también la soberbia, la mezquindad, la mentira, incluso esa que muchas veces llamamos piadosa. Aprendamos a compartir lo poco o mucho que poseemos.

2. También Jesús anuncia que sus misioneros «hablarán lenguas nuevas». En efecto, si todos procuráramos hablar el lenguaje del amor, la cultura de la muerte estaría erradicada y viviríamos la civilización del amor. Necesitamos más el lenguaje del respeto, la tolerancia, la empatía y el mutuo cuidado.

3. «Podrán tomar a las serpientes con sus manos». Problemas, dificultades, conflictos que desde hace mucho tiempo venimos arrastrando: estas son esas serpientes que estamos llamados a agarrar. Agarrar para desatar, liberar y sanar los corazones de nuestros hermanos y hermanas.

4. «Ningún veneno mortal les hará daño». El mal espíritu también hace su trabajo, nos quita la paz, pretende provocar ira incontrolable, irrespeto, desamor; aún bebiendo estos venenos del espíritu, la misericordia de Dios nos abraza y deja sin efecto mortal estos venenos.

5. «Impondrán las manos a los enfermos y los sanarán». Este gesto simboliza la bendición de Dios. Por eso, siempre que se hace y recibe con fe, comunica vida y salud. La tristeza y la soledad son enfermedades que van deteriorando la salud, a veces sólo se ocupa en rato de compañía de calidad para sanar.

En resumen, Jesús nos sigue hablando hoy a nosotros, así como en aquellos días les habló a los primeros discípulos. Pidámosle al Señor que nos disponga a recibir con fe viva su invitación y que haga posible una verdadera amistad con Jesús y nuestros hermanos y hermanas. ¡Que la Ascensión del Señor, baje a nuestro corazón, para que nuestros frutos sean de fe, esperanza y amor!

Por P. Carlos Herrera Cano, S.J.

Carlos Herrera Cano, SJ

Sacerdote jesuita, guatemalteco, de la provincia de Centroamérica. Maestría en teología latinoamericana, UCA, El Salvador. Comparto con Jon Sobrino, S.J., que "fuera de los pobres no hay salvación", las masas empobrecidas son un lugar de encuentro con el Señor.