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Las primeras comunidades cristianas están inspirando nuestro Prenoviciado en Honduras: ofrecemos al grupo los dones que Dios nos regala y, poco a poco, vamos creciendo en confianza y amistad, así, se van diluyendo los temores de compartir lo que somos y tenemos, es decir, nuestra propia vida.

Arrancamos la semana con un taller ofrecido por el maestrillo Kevin Campos, S.J., sobre una relectura del modo de vivir que propone san Ignacio de Loyola. Esto nos ayudó a disponer nuestro corazón a lo que Dios tenía preparado para nosotros en la siguiente experiencia: el Mochilazo jesuita, una peregrinación en comunidad que suscita confianza y gratitud.

Meidy Ramos, promotora de esta experiencia del Mochilazo, nos recordaba la importancia de “conectar con nosotros mismos, con Dios por medio de la Creación y con las familias que viven su fe en comunidades del movimiento Compartir agradecido, donde se comparte lo que han recibido de Jesús”.

Bajo el cuidado de la comunidad y la Creación

A pesar de las distancias recorridas en el Mochilazo, nunca perdimos la alegría. Depositamos nuestra confianza en Delmer y Meidy, los guías en este largo camino. Con esta experiencia, le agradecemos Dios que pudimos reconocer que no siempre va a ser uno de nosotros el que guía, habrá otros que nos ayuden a caminar en comunidad.

Nos sentimos cuidados entre nosotros. Nos ayudamos con el peso de la mochila cuando había fatiga. Rezamos el rosario; comimos frutas de la naturaleza… todo esto registrado en el corazón, pero también en las fotografías, entre ellas las tomadas por el padre Martín García, S.J. Fue motivo de alegría que hayamos podido hacer misión en racimos, compartiendo quiénes somos.

Todo lo contemplado nos recordaba la bondad de Dios, incluso los detalles más pequeños como el canto de los pájaros. Su Espíritu presente en la Creación nos remitía la presencia humilde pero liberadora que nos impulsa a no dejar el camino a medias, sino a avanzar con entrega hacia el encuentro con los otros.

Los niños y las personas mayores hacen la Iglesia

“Yo lo hago porque me gusta hacerlo, nadie me lo pidió”, contestó Kevin, un niño de 11 años de la Comunidad Inmaculada Concepción del llano de Las Palmas. Le habíamos preguntado por qué había salido corriendo a recoger las ofrendas de la misa. Al igual que Kevin, muchos niños y niñas de las Comunidades de Compartir Agradecido han descubierto a un Jesús que nos quiere felices porque es nuestro amigo.

Jugar con los niños nos confirmó que no podemos seguirles viendo como el futuro de la iglesia, sino como el verdadero presente. Tenemos mucho aprender de sus aplausos, sonrisas, cantos, dibujos y acciones de servicio como barrera, arreglar el altar o recoger las ofrendas.

Por otra parte, en la comunidad Ojo de Agua, nos encontramos con doña Enriqueta Velázquez, de 90 años, y su esposo José Acosta, de 102, quien se muestran agradecidos con Dios por sus vidas y las de sus hijos. Escuchar las historias de don José nos hizo reflexionar sobre el modo en que nuestra sociedad se olvida del testimonio de tantos adultos mayores que, aún en su dolor, ven la bondad de su Señor.

Cuando nos despedimos de esta familia, doña Enriqueta nos regaló estas palabras que deseamos que también resuene en ustedes: “Los viejitos ya no tenemos fuerzas para ponernos las sandalias, pero si tengo el corazón para recibirlos a ustedes y amarlos”.

Jesús se transfigura en la gente sencilla

Mientras nuestros pasos avanzaban por las aldeas visitadas, Jesús se mostraba en los rostros e historias de personas que nos permitían entrar a sus casas para hacer una oración, compartir con nosotros parte de la realidad que viven y regalarnos un cafecito, agua o algún dulce artesanal.

En el último día de Mochilazo, reconocimos que la presencia de Jesús Transfigurado se manifiesta de modo particular en las Comunidades de Compartir Agradecido y en todo hermano de fe que anima a mostrarse como tal, incluso con aquellos que profesan otra religión.

Señor, gracias por mostrarnos el camino para hacer de nuestras vidas un compartir y repartir, queremos seguir este camino con vos y en vos. Sigue presentándote transfigurado en los momentos de desolación para seguir diciendo Sí a la tarea de anunciar el Reino de tu Padre, el cual se vuelve persona en vos.

Por Prenoviciado de Jesuitas Centroamérica

Prenoviciado de Jesuitas Centroamérica

El Prenoviciado es una experiencia de Compañía que se brinda al Candidato, de modo que éste pueda conocernos mejor; que conozca más de cerca y de modo concreto nuestro carisma y misión; que conozca jesuitas concretos, apostolados y obras específicas. Es una etapa fundamental en el proceso de discernimiento, tanto para el joven que desea entrar a la Compañía,