Skip to main content

Ha transcurrido poco más de una semana desde que cinco jóvenes de cuatro países diferentes nos pusimos en camino para vivir la experiencia de prenoviciado 2024. Nos acompaña el P. Martín García, promotor vocacional de la Compañía de Jesús en Centroamérica. Nuestro propósito es confirmar cuál es la vocación a la que hemos sido invitados por el Señor de la vida.

Luego de nuestros días de oración en El Salvador, los prenovicios nos hemos reencontrado en Honduras. Viajamos ligeros de equipajes, pero con un corazón cargado de agradecimiento y abierto a las sorpresas que vienen de Dios. Ahora estamos ten esta tierra de tantos hombres y mujeres que han hecho vida el Evangelio, uniendo su sangre a la de Jesús, como es el caso de la lideresa ecológica Berta Cáceres, quien se ofrendó en favor de la conservación de la Casa Común.

En nuestra primera noche en Honduras compartimos con los jesuitas de la comunidad en Progreso. Descubrimos que la misión de acompañar a quienes viven en vulnerabilidad social es signo de alegría y confianza. Además, no faltaron las tertulias, análisis de las realidades socio políticas de nuestras naciones y uno que otro consejo para vivir con plenitud, libertad y confianza en Jesús esta primera etapa del «largo pero bonito camino que les espera». También conocimos a Gabriel torres, psicóloga encomendada por la Provincia jesuita de Centroamérica para facilitar los primeros talleres de formación de la experiencia.  

Al día siguiente, continuamos nuestro recorrido en comunidad con destino a Yoro. Compartimos la vida, contemplamos la creación que nos recibía e hicimos unas cuantas bromas con las jergas propias de nuestros países de origen. No sentimos el camino, el Espíritu de comunidad alimentaba el entusiasmo de aquella mañana calurosa. La primera impresión del grupo en Yoro fue leer un rotulo colorido con la palabra “Yoro” y un subtitulo que decía “la ciudad de la lluvia de peces”. Esto dio origen a muchas preguntas que fueron contestadas por el padre Martín García, S.J., que anteriormente ya había hecho misión por estas tierras.

Hicimos un pequeño recorrido improvisado, conocimos el parque central, la parroquia, la radio Loyola-Boanerges, y nos ganamos unas cuantas miradas de las personas que transitaban. Después de todo, llegamos a Casil, un centro de la Parroquia Santiago Apóstol donde se capacitan a agentes de pastoral de Yoro. Esta parroquia está siendo el lugar de acogida de estos primeros meses, aquí hemos iniciado a escribir nuestra historia.

Una vez instalados en nuestras habitaciones, reconocimos cada una de las áreas de nuestra nueva casa, distribuimos las tareas, hicimos un poco de limpieza y conversamos con las personas encargadas de su cuidado. Durante estos días de inicio de prenoviciado, hemos fortalecido el sentido humano-espiritual por medio de celebraciones eucaristías, oraciones comunitarias, exámenes ignacianos de la jornada y trabajo comunitario.

Asimismo, con ayuda de la psicóloga Gabriela, hemos trabajado en la exploración de nuestras vidas y de las realidades que se vuelven contrarias al Reino de Dios. Hemos aprendido sobre el autoconocimiento, la conexión con nuestros cuerpos, la búsqueda de la desculturalización de la violencia, la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, el buen uso del poder en la vida religiosa, el respeto a la dignidad de quienes integran la misión de la Compañía, el rompimiento de los tabúes respecto a la sexualidad, la salvaguarda como herramienta de cuidado, protección y respeto a los Derechos Humanos, y la necesidad de auto cuidarnos para poder acompañar a otros.

También nos hemos acercado a la teología popular que germina de las comunidades de la parroquia. En sus rostros, reflexiones, compartir y luchas nos han dado a conocer una iglesia cercana, humanizada, deconstruida y alegre de mostrar el rostro humano de Jesús, el que está íntimamente unido a sus vidas y cotidianidad. Fuimos a las comunidades a aprender que la evangelización y construcción del Reino de Dios son una fiesta para generaciones de generaciones que mantienen la iglesia en Yoro.

Luego del inicio de nuestro prenoviciado, solo nos queda agradecer a nuestro Rey Eternal por tanto bien recibido y por permitirnos encontrarlo en lo sencillo. Si bien nuestras historias de vidas son imperfectas, están dispuestas a colaborarle en la propuesta que Él mismo ha iniciado. Seguimos amando y dejándonos amar.

Por Prenoviciado de Jesuitas Centroamérica

Prenoviciado de Jesuitas Centroamérica

El Prenoviciado es una experiencia de Compañía que se brinda al Candidato, de modo que éste pueda conocernos mejor; que conozca más de cerca y de modo concreto nuestro carisma y misión; que conozca jesuitas concretos, apostolados y obras específicas. Es una etapa fundamental en el proceso de discernimiento, tanto para el joven que desea entrar a la Compañía,