Cerca de 30 jóvenes de distintas localidades de Honduras participaron en una jornada de cinco días de encuentros fraternos con comunidades, entorno natural y experiencias de fe en el Mochilazo 2025. En este texto, Mariví Urbina, de la Pastoral juvenil de la parroquia Santiago Apóstol, obra de la Compañía de Jesús en Honduras, nos amplía más sobre este espacio de fe, comunidad, servicio y agradecimiento.
«El mochilazo, para mí, es una experiencia profunda de fe, de comunidad y sobre todo de servicio», dice Mariví Urbina, joven hondureña de la Pastoral juvenil de la parroquia Santiago Apóstol, obra de la Compañía de Jesús en Yoro, Honduras, Centroamérica. «Compartir con los demás, disfrutar de su cercanía, es una experiencia que alimenta mi fe y me renueva en el espíritu», continúa.
Mariví es una de las 29 asistentes al Mochilazo 2025 en el que participaron jóvenes de la parroquia Santiago Apóstol, San Jorge de Olanchito y San Pablo de Choluteca, todas localidades de Honduras. Los sacerdotes Carlos Herrera Cano, S.J., y Carlos Moncada acompañaron como asesores espirituales el encuentro. Durante cinco días, las y los jóvenes participaron en encuentros con comunidades locales, contacto con el entorno natural, experiencias de cercanía entre compañeras y compañeros y, sobre todo, la presencia de un Dios que se encarnó ahí, caminando con ellas y ellos, en una jornada fraterna y agradecida.
Mariví nos comparte en esta ocasión una crónica del mochilazo 2025: «Respondiendo al llamado del Papa Francisco: “Iglesia en salida”, los jóvenes debemos salir de nosotros mismos, no cerrarnos a la posibilidad de ir al encuentro de los demás, que a través de nuestras ocurrencias y de nuestras locuras “hagamos lío” y anunciemos el evangelio por medio de nuestras acciones», dice.
«Este es el tercer año que tengo la oportunidad de asistir a un mochilazo y puedo dar fe que cada una de estas experiencias se vive de una forma diferente, pero sobre todo muy especial».
El día martes 30 de septiembre nos reunimos en la Comunidad de San Juan, donde algunos jóvenes y miembros del consejo nos recibieron con mucha alegría; así, entre abrazos, pancartas y mensajes de bienvenida, iniciamos con nuestra preparación para vivir al máximo esta nueva experiencia, siendo el P. Carlos Herrera S.J, cariñosamente Charly, quien estuvo a cargo de estos temas. Por la tarde, nos dividimos en 3 grupos para salir a visitar a los hermanos de esa misma comunidad, y de las comunidades cercanas: El Sitio y Mojinga. Finalizamos el día con la Santa Eucaristía en la Ermita de San Juan, acompañados de los hermanos de las comunidades vecinas.

El segundo día, iniciamos nuestro camino hacia La Trinidad, recorriendo las comunidades de Santa Ana, Las Lomas y San Luis; donde los hermanos nos recibieron con los brazos abiertos y con ese cariño que contagia, nos permitieron recargar energías para tener un espacio de animación y compartir con los niños, jóvenes y adultos de estas bonitas comunidades. Al llegar a nuestro destino, con esa alegría en la fe y ese espíritu joven que los miembros de la comunidad nos brindaron, finalizamos nuestro día con la Santa Eucaristía.
Nuestro tercer día, inició desde temprano y con un clima muy agradable, emprendimos nuestro camino hacia el próximo destino, El Medio. Durante este recorrido, pasamos por la comunidad de Santa Rita, en esta estación disfrutamos de una merienda fraternal, entre música, cantos, risas y esa fe que nos conecta como comunidad de hermanos, recargamos energías y con esa misma alegría continuamos nuestro recorrido. Por la tarde, tras llegar a nuestro destino, nos dividimos en 2 grupos, para poder recorrer las comunidades del Medio y San Roque, en esta última, los miembros de la comunidad recibieron a nuestros jóvenes con mucho cariño y los llevaron a conocer sus famosas Aguas Termales, donde pudieron disfrutar y compartir con los hermanos. Al caer la tarde, celebramos la Santa Eucaristía y reuniendo estas 2 comunidades en la Ermita del Medio, nuestro día llegó a su fin.



El cuarto y penúltimo día de recorrido, con destino hacia Ocotal Caído, lo iniciamos con esas emociones y esperanzas que sólo Dios nos puede brindar. En nuestro camino, nos detuvimos en Punta Ocote, donde fuimos acogidos con los brazos abiertos por nuestros hermanos, y gracias a su generosidad, risas y palabras de aliento, vivimos un momento muy especial, alegre y animado junto a ellos. Después de esto, muy felizmente y agradecidos, continuamos nuestro caminar. Ocotal Caído nos recibió con un cielo despejado y un maravilloso paisaje entre la naturaleza, además de las palabras de aliento y bienvenida que nos brindaron los miembros de la comunidad al visitar cada una de sus casas. Y con ese cariño fraterno, finalizamos nuestro día como hermanos en Cristo, celebrando la Santa Eucaristía.
El sábado 4 de octubre, finalizamos esta maravillosa experiencia en Punta Ocote. Los hermanos de esta comunidad y del resto de comunidades que visitamos, nos recibieron con esa alegría que los caracteriza. Celebramos nuestra Santa Eucaristía, nos brindaron mensajes de esperanza, de fortaleza y entre ese cariño fraterno, nos dijeron adiós, pero no sin antes encomendarnos en sus peticiones y oraciones. Así, entre cantos, risas y momentos inolvidables, nos conectamos en la fe y cantamos con la misma esperanza, permitiéndonos regresar a nuestros hogares con el alma contenta y el corazón lleno.