
Escoger la mejor parte es ser capaz de descubrir aquello que más te conduce a la plenitud de tu vida, a la realización del proyecto de felicidad al que se te ha invitado. Escoger la mejor parte es discernir lo que te lleva a vivir el Reino.
Escoger la mejor parte es ser capaz de descubrir aquello que más te conduce a la plenitud de tu vida, a la realización del proyecto de felicidad al que se te ha invitado. Escoger la mejor parte es discernir lo que te lleva a vivir el Reino.
Ahí está la clave: no valemos por lo que hacemos o logramos. No somos mejores por las batallas ganadas. Somos valiosos porque alguien —Dios— ya nos vio, nos nombró y nos quiso primero.
Al igual que el Señor, ¿Queremos entregar nuestra vida como lo hizo Cristo? ¿Deseamos amar y servir sabiéndonos alimentados constantemente por su Cuerpo y su Sangre? El tiempo es ahora
Luego de dos años en misión desde el servicio a los mas pobres, caminando junto a personas migrantes, acompañando a comunidades parroquiales, viviendo la privación y la soledad acompañada del Noviciado jesuita, Gonzalo Ortiz Hahmann, S.J., y José Miguel Guillén, S.J., profesaron este 21 de junio sus Votos de Bienio en Panamá en una Eucaristía celebrada por el Maestro de Novicios, P. Mario Miguel Gutiérrez, S.J., y presidida por el Provincial, P. José Domingo Cuesta, S.J.
En la homilía, P. Mario Miguel que ha caminado por dos años junto a estos jóvenes que durante este tiempo han discernido para saber si el llamado respondía a una invitación de Dios más que a una iniciativa personal, les explicó la importancia de los votos perpetuos a profesar: recordó que el joven jesuita abraza la pobreza como lo hizo el mismo Jesús, que nació pobre y eligió una familia pobre, que hizo su misión entre los pobres para morir como uno de ellos: desnudo y sin nada. La castidad que invita a vivir “la pobreza de afectos” para depender solo de Dios. Vivir la libertad del amor que no espera nada, que no exige nada y que solo le basta Dios. Todo esto para volverse “hombres que dejan el olor a Cristo por donde pasan”. Y la obediencia, que, fiel al llamado de San Ignacio de Loyola de ver en el Superior de los jesuitas al propio Cristo, constituye el mayor triunfo: el que se ejerce sobre uno mismo.
Con la consagración de estos votos perpetuos, Gonzalo y José Miguel se incorporan como religiosos a la Compañía de Jesús en Centroamérica y abren su corazón al regalo de la vocación junto con la comunidad religiosa que ha sido testigo de este don que Dios puso en sus corazones. Abrazando su vocación, Gonzalo y José Miguel responden al llamado generoso de Jesús que les invitó a caminar juntos para construir su Reino ahí donde lleguen a ejercer su misión. ¡Damos gracias a Dios porque se ha dignado a invitar a estos jóvenes y encomendamos su caminar en Compañía de Jesús!
Al igual que el Señor, ¿Queremos entregar nuestra vida como lo hizo Cristo? ¿Deseamos amar y servir sabiéndonos alimentados constantemente por su Cuerpo y su Sangre? El tiempo es ahora
Al igual que el Señor, ¿Queremos entregar nuestra vida como lo hizo Cristo? ¿Deseamos amar y servir sabiéndonos alimentados constantemente por su Cuerpo y su Sangre? El tiempo es ahora
«Se nos fue hacia la casa del Padre. Lo extrañaremos mucho, porque nos mostró a un Dios bueno y misericordioso. Su fallecimiento nos deja tristes, pero también agradecidos por su testimonio de vida cristiana».