Compartimos el texto íntegro de «Que no me quiten la esperanza», de la autoría de P. Francisco Díaz, S.J.
Que no me quiten la esperanza,
porque ya conocí la tristeza,
el miedo y los reproches.
Que no me quiten la esperanza,
porque condené el futuro desde el presente
y me resigné a repetir lo de siempre.
Que no me quiten la esperanza,
aunque ello implique aferrarme a cada amanecer,
oportunidad para renovarme y renacer.
Si no me quitan la esperanza,
el día gris se volverá brillante,
las lágrimas darán paso a la risa,
y la soledad se llenará de abrazos.
Que no nos quiten la esperanza,
porque aún veo a muchos sin ella,
arrastrándose por los caminos,
desorientados, derrumbados.
No.
Que no me quiten la esperanza.