¿Y si el “más” que buscas no está en hacer más… sino en hacerlo mejor? En este texto, Argentina Espinoza, de MAGIS Centroamérica, nos invita a reflexionar en torno al Magis: porque no se trata de cantidad, sino de calidad. De dar más y de dar mejor.
En la espiritualidad ignaciana, la palabra magis sígnica “más”, y se refiere a la búsqueda constante de la excelencia.
Cuando lo escuché por primera vez en la universidad, se quedó conmigo. Pensaba que tenía que inscribirme en más actividades, ayudar más, buscar más cosas en las que involucrarme.
Por un tiempo, di todo ese “más” hacia afuera: a los demás, al servicio. Aunque sé que eso contribuía al proyecto de Dios, me di cuenta de que, al dar tantos “más”, en realidad estaba dando menos. Entendí que el magis ignaciano no se trata de cantidad, sino de calidad: dar más, dar mejor.
Luego me pasó que pensaba que, si no estaba constantemente dando mi magis, no lo estaba haciendo bien. Me puse parámetros de excelencia demasiado altos y constantes. Ahí descubrí algo clave: el magis no es perfección, no es una calificación ni un puntaje. Es un camino. En ese camino hay tropiezos, desvíos, pero también descansos, no podía estar siempre dando el más.
También le pregunte a mis amigos como viven ellos el magis en su día a día, y me compartían lo siguiente: “haciendo las cosas que no quiero hacer”, “escuchando a la gente, especialmente en mi casa cuando no quiero saber de nadie”, “en mi trabajo intentando dar todo cuando siento que ya no puedo”.
Con esto en mente, aquí te comparto algunas pautas que me han ayudado a vivir el magis con libertad y generosidad:
- Conectar con lo esencial.
En un mundo lleno de ruido, distracciones y estimulaciones exteriores, es fácil alejarnos de nuestro interior. Hay que conectar con lo esencial, preguntar que es lo que de verdad nos mueve.
En mis años de universidad, me movía mucho el conocimiento que adquiría y el compartir con la pastoral. Cuando comencé a trabajar, hubo una desconexión de lo esencial. No podía reconocer eso que me movía, pero una vez que reconecté, pude seguir dando le magis en lo laboral también. Y un extra tip aquí: vivir una vida desde el agradecimiento ayuda mucho a conectar con lo esencial.
- Usar tus talentos para servir
He escuchado mucho esto de que “trabajar en lo que amas es como no trabajar”, pero ¿Quién en realidad puede trabajar en lo que ama? Es una realidad que no todos amemos nuestro trabajo, pero, si podemos amar nuestro servicio, pues podemos decidir en que o como servir, y podemos hacerlo desde nuestros talentos.
Aquello en lo que ya excedemos y hacemos excelente y además nos gusta hacer, se convierte en el magis al momento de servir a otro. Tus habilidades, tu creatividad, tu voz, todo puede ser un medio para servir y transformar realidades.
- Ama con acción
Ayuda, involúcrate, se presencia en la vida del otro. Que el amor no se quede solo en las palabras, sino también en las acciones con los demás.
- Arriesgar
Siempre he sentido que el magis pide salir de la zona de confort. Callar cuando todos quieren discutir, ir donde nadie más se atreve, buscar la paz donde hay conflicto. Al arriesgar, he descubierto talentos que no conocía y también mis limitaciones. Y todo eso —lo que hago bien y lo que no— forma parte de mi camino hacia el magis.
- Responder al llamado de Dios
Actualmente vivo en Estados Unidos y hace un par de meses, yo sentía esta necesidad de apoyar en algún proyecto social o voluntariado, pero quería algo esporádico, que no fuera un compromiso semanal ya que por mi trabajo no dispongo de mucho tiempo. Me acerque a la iglesia y les comenté que me gusta mucho trabajar con jóvenes, y que si algún día necesitaban ayuda en un retiro o alguna actividad, que contaran conmigo.
La persona encargada me dijo “Sos la persona por la que he orado; necesitamos alguien que hable español para acompañar a la pastoral de secundaria cada miércoles». En mi interior pensé: «Diosito ¿por qué me haces esto si sabes que no quería comprometerme tanto?». Pero entendí que era un llamado a dar más y dar mejor. Y dije que sí.
Finalmente puedo decir que, vivir el magis no es hacerlo todo perfecto, ni es tampoco hacerlo todo (acumulando muchas actividades). Vivir el magis es hacerlo bien, con ganas, con amor, con entrega, pero también con libertad. Vivir el magis es un camino, y en este camino, cada paso cuenta.