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Domingo 33 Tiempo Ordinario. Ciclo C: Lucas 21, 5-19

Las lecturas que escuchamos este domingo nos hablan de la inminente venida del «día del Señor», y no sería difícil que resbaláramos en nuestra reflexión intentando explicar en qué consisten las guerras que vendrán o las tragedias naturales que acontecerán; y es que podríamos perdernos en los hornos encendidos o en las señales prodigiosas y terribles que acaecerán en el cielo, y al final desoír el evangelio (la buena noticia) que Jesús anuncia en medio de estas palabras.  

El primer anuncio nuevo que Jesús da es que habrá un día en que el Templo no será más el lugar del auténtico culto a Dios. Todo será destruido. Esto, en vez de ser una tragedia, deberá ser comprendido por los cristianos como una liberación. Ahora el verdadero lugar para el encuentro con Dios será Jesús, ese cuerpo que, destruido por la muerte, Dios resucitará y, por tanto, nunca más podrá volver a derrumbarse. No habrá que buscar otra belleza ni otro adorno, el cristiano no podrá idolatrar ningún espacio ni ninguna piedra edificada por los hombres. Jesús es la presencia de Dios entre nosotros.

El segundo anuncio es que no hemos de esperar otro mesías, otro salvador. Muchos intentarán adjudicarse ese poder, esa característica, esa verdad. Querrán ser pequeños dioses y desde la violencia y el pánico buscarán hacernos creer que son dignos de nuestra adoración. Jesús nos libera también de ellos, de su pretensión de ser idolatrados. No necesitamos ídolos, el discípulo de Jesús sabe que sólo uno es el Mesías y su salvación vendrá a través del servicio y del amor. No hay otro mesías que el pobre de Nazaret.

El tercer anuncio es la perseverancia en el seguimiento. El rechazo al falso Templo y el rechazo a los falsos mesías-salvadores no pasará desapercibido a quien rinde culto a los ídolos. Quien arriesga su vida por el Evangelio será perseguido, porque si odiaron a Jesús nos odiarán a los que lo amamos. Pero la clave de la vida no será la contradicción, sino el vivir con el Espíritu que él nos promete. Él nos dirá palabras sabias. La vida la ganaremos si nos mantenemos firmes, si damos testimonio de él, si somos sus testigos.

Así el día del Señor se hará presente, un día que será buena noticia, motivo de alegría, porque el falso Templo habrá caído (lugar de falsas adoraciones) y los falsos mesías habrán sido desenmascarados (en el reino de Dios sólo seremos hermanos, viviremos sin la compulsión de querer ejercer el poder unos sobre otros). Días vendrán en que seremos liberados por Dios, «donde brillará el sol de justicia, que traerá la salvación en sus rayos». ¿Cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que esto está a punto de suceder? Estén atentos y levanten la cabeza, dice el Señor.

P. José Javier Ramos Ordoñez, S.J.

José Javier Ramos Ordoñez, SJ

Sacerdote jesuita, guatemalteco, de la Provincia de Centroamérica. Maestro en filosofía y ciencias sociales, ITESO. Doctorando en Teología Fundamental, Universidad Gregoriana. Resisto en el deseo de vivir al servicio del Evangelio, sueño con una comunidad cristiana de gestos y palabras consoladoras, tan misericordiosa como su Señor.