
La gloria de Dios habita entre nosotros, cerca de nosotros, porque no le da miedo ver nuestras injusticias, esas que provocan sufrimiento y muerte.
Breves comentarios sobre los evangelios dominicales que leemos en nuestra Iglesia a nivel universal.
La gloria de Dios habita entre nosotros, cerca de nosotros, porque no le da miedo ver nuestras injusticias, esas que provocan sufrimiento y muerte.
La más grande revelación de Dios es un niño frágil, necesitado del cuidado de los otros, recostado en el comedero de los animales
El testimonio de Juan sigue siendo luz para todos, ilusiona, inspira, nos mueve a cambiar las realidades de vida que nos separan del Mesías.
Con nuestra vida podemos anunciar que la Buena Nueva, Cristo, habita en medio de los desiertos de nuestras sociedades.
Los cristianos necesitamos estar atentos, despiertos, con los ojos abiertos y de cara al mundo.
Las necesidades de los pequeños son siempre nombres y rostros concretos. El juicio final es una buena noticia.
En la lógica del Reino de Dios, lo que somos y tenemos debe ser puesto al servicio de los demás.